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El deseo de Haruhiko IX

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El deseo de Haruhiko IX Empty El deseo de Haruhiko IX

Mensaje  Admin Jue Dic 10, 2009 8:01 am

NOTA: ESTE FIC NO ME PERTENECE, SOLO LO PUBLIKE AKI. NO ME PERTENECE!!!

Ocho años, Misaki había vuelto a la etapa feliz de su infancia, su mente trataba de escapar del infierno a donde Haruhiko la había llevado de la forma más fácil, volver a un mundo feliz. Usami no tenía ni idea de cómo tratar con algo de esta magnitud, quería a su Misaki de vuelta entre sus brazos.
Lo miraba mientras dormía en su cama, todavía con fiebre. Usami le paso una mano por la frente con suavidad, apartando el pelo de sus ojos, sus dedos pasaron suavemente por sus mejillas, acariciando con ternura y miedo, miedo a perderlo.
La rabia que sentía por lo que le había hecho su hermano iba desapareciendo, al mismo tiempo que el sentimiento de culpa por no llegar a tiempo ocupaba sus pensamientos, encogiéndole el corazón.
Misaki se despertó al sentir la caricia de Usami, le miro con sus ojos inocentes de niño adormilado, murmuro algo incomprensible, se acurruco en la cama agarrando la mano de Usami y volvió a quedarse dormido, la fiebre persistía, su comportamiento era el de un pequeño enfermo que quería atención continua. El gesto tierno de aferrarse a su mano hizo comprender a Usami porque Takahiro adoraba a Misaki, tuvo que ser un niño adorable, mimoso, deseaba ser protegido y no lo ocultaba.
Haruhiko, encerrado en su despacho desde que su hermano había llegado, se tocaba la cara dolorida por la paliza recibida, se preguntaba si estaba vivo gracias al grito de Misaki, si él no hubiese aparecido en ese momento… aun recordaba la furia en los ojos de Usami, la ceja y el labio partido eran buena prueba de ello. Sonó el timbre de la puerta y Haruhiko se levanto con esfuerzo, ya que todo su cuerpo estaba dolorido.
El médico le miró con asombro al ver su cara magullada
_ ¿Qué ha ocurrido?
_ No le importa, pase a ver a su paciente.
_ Parece que tengo dos pacientes en esta casa, por lo que estoy viendo.
_ No, sigue teniendo uno, si necesitase un médico hubiese acudido a uno._ diciendo esto Haruhiko volvió a su despacho dándole la espalda.

Usami salió a hablar con el médico sobre el nuevo estado de Misaki, su preocupación y evidente angustia conseguían despertar las simpatías del doctor, que le explicaba los pormenores con calma y procurando que no se preocupase en exceso.
_ Estoy seguro de que este regreso a su infancia solo es una forma de autoprotección, cuando esté preparado para afrontarlo, lo recordará todo, ese seguramente será un momento difícil, pero parece un chico fuerte.
Usami quería creer en sus palabras, pero el miedo de que Misaki lo hubiese olvidado era demasiado fuerte y no podía hacerlo a un lado.
_ No sé cómo afrontar esto, Misaki ahora es un niño, y se comporta como tal…
Una sonrisa se dibujo en la cara del médico al ver como Usami intentaba desenvolverse con alguien que físicamente era un adulto, pero su mente era la de un niño travieso que no quería quedarse en cama, ni tomar las medicinas, le hacía gracia ver como ese hombre aparentemente tan frio se veía en problemas para evitar causar daño a la persona que amaba.
Desde el despacho Haruhiko, que había dejado la puerta abierta para escuchar, observaba con atención la conversación que tenía lugar en la entrada entre su hermano y ese doctor pedante que lo miraba como si de un juez supremo se tratase.
“Arrogante medicucho de pueblo, quien se cree que es para mirarme de esa manera. Uno de esos personajes que se creen honrados y decentes, ¡JA! Eso solo era así porque vivía en un lugar en el que no pasaba nunca nada, una vida anodina que no le importaba a nadie”
Cuando el médico se giro para salir hacia la puerta, su sonrisa todavía se dibujaba en su cara y Haruhiko se encontró ese rostro sonriente de frente, un escalofrío recorrió su nuca y siguiendo un impulso salió a su encuentro.
_ ¡Doctor! ¡Un momento por favor!
La sonrisa desapareció tan rápido como escucho su voz
_ Si, desea algo más _ comento girándose hacia él
_ Se olvida de su otro paciente, no hacen un juramento los médicos de tratar a todo aquel que lo necesite_ su tono era tan alto que casi se podría decir que lo había gritado
_ Pero si… usted dijo… _ la sorpresa lo dejaba sin respuesta
_ Eso no importa, sígame
Siguio a Haruhiko soltando un suspiro de paciencia, ese hombre lo sacaba de sus casillas. Haruhiko se sentó en el sillón de su despacho y espero a que el médico sacase el material que necesitaba de su maletín, con calma, observándolo con detalle, estaba sorprendido de su reacción, no era muy alto, moreno, sus ojos de un castaño oscuro le miraban ahora con profesionalidad, su mirada era dulce, “miras de esa forma a todos tus pacientes” pensó, su cuerpo se movió un poco cuando le aplicó el antiséptico en las heridas.
_ Lo siento, solo será un momento
Inclinado sobre él, podía fijarse en los detalles, unas pecas graciosas se distribuían por su nariz y sus mejillas, dándole el rostro de un muchacho travieso con ganas de aventura, los ojos de Haruhiko bajaron hacia sus labios, en esos momentos un poco apretados por estar concentrado en su trabajo, se humedeció los suyos sin darse cuenta mientras los miraba.
_ Este quieto, solo tardare un momento
En esos momentos le estaba poniendo una tirita sobre la herida de la ceja, sus manos suaves rozaron su piel y un escalofrío recorrió su espalda. Haruhiko agarro su muñeca justo cuando iba a ponerle otra sobre el labio.
_ No se comporte como un niño, no duele tanto _ exclamo el médico mirándole ahora enfadado.
_ Suficiente, ya puede irse_ su voz era fría, cortante, quería que se alejase de él con rapidez, no le gustaba lo que ese tipo le hacía sentir, no le gustaba nada.
Mientras en la habitación se empezaron a oír unos ruidos como si una batalla campal tuviese lugar.
_ Misaki, acuéstate ahora mismo, todavía tienes fiebre y tienes que tomarte la medicina
_ No quiero, estoy bien, quiero jugar. ¿No tienes una consola? Mis papas me regalaron una. Esta casa es aburrida_ Misaki intentaba salir de la cama y levantarse, como cualquier niño pequeño, en cuanto se encuentra un poco mejor, su prioridad era divertirse, estar en cama es aburrido.
_ Sé un buen chico y estate quieto mientras te traigo la cena…
_ No quiero comer, no me gusta tu comida, sabe mal
_ Mi cocina es estupenda, y te lo comerás todo, si no quieres que…
_ ¡Es asquerosa! Un viejo como tu debería saber hacer una tortilla por lo menos.
_ Ya basta, tienes que comer algo para tomarte la medicina, sino nunca te pondrás bien
La paciencia de Usami se estaba agotando, de dónde sacaba esa energía, hace un momento se había agarrado a su mano con ternura y ahora era un pequeño diablo que no paraba quieto, eso era demasiado para él.
Misaki esquivo con facilidad a un asombrado Usami y salió de la cama, al correr hacia la puerta paso por delante del espejo que había en la habitación, haciéndolo frenar en seco.
_ ¿Quién es ese?
_ Como dices
_ El del espejo
_Eres tú
_ No, no soy yo, yo soy pequeño, yo no soy ese…
Misaki miro a Usami, sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas
_ No soy ese… no quiero… ese de ahí no quiere volver…
Usami se acerco a Misaki con la intención de abrazarlo, pero cuando lo intento fue rechazado con fuerza
_ No quiero… no quiero recordar… no debo… tu no me quieres, me dejaste solo… me dejaste solo… ahora no puedo volver… no puedo volver…
Agachado en el suelo enfrente del espejo, Misaki murmuraba una y otra vez lo mismo, mientras su rostro se llenaba de lágrimas; Usami se acerco con lentitud, se agacho a su lado y poniéndole una mano sobre su cabeza susurro su nombre despacio, Misaki le miro y se lanzó a los brazos de Usami agarrándose con fuerza mientras su llanto se hacia cada vez más fuerte para terminar en un grito que parecía interminable
_ Misaki, te quiero _ le susurraba Usami una y otra vez al oído intentando calmarlo. Cada una de las lágrimas de Misaki era agujas que le desagarraban su corazón de dolor. Usami agarro entre sus manos el rostro que amaba y lo besó con dulzura en los labios, su hechizo siempre funcionaba.
_ Quiero ir a casa, por favor, llévame a casa… _ Usami no espero más, tomándolo en brazos lo sacó de la casa y lo llevó a su coche, volvían a casa, por fin.

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