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EL VALLE HABITADO DE LA LUNA

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Mensaje  Admin Jue Dic 10, 2009 6:41 am

NOTA: Este fic no me pertenec solo lo publike aki. No me pertenece!!! No
Capítulo 1 – El electivo de literatura
Sin duda alguna, haber tomado el electivo de literatura no resultó ser buena opción. Ya estaba complicado con las calificaciones de inglés, pero ese último ensayo en literatura acabaría por complicar todo aún más.
- Todo es culpa del idiota de Usagi-san… - suspiró Misaki al salir del salón.
Sin duda aquello era cierto. Sabía que la literatura no era lo suyo, pero aprender un poco sobre ella quizás le ayudaría a conocer mejor a Usagi. Como si fuera poco se le había ocurrido hacer un ensayo sobre “El valle deshabitado de la luna”. Era uno de los pocos libros que había podido leer de Usagi, y le había parecido buena idea hacer un análisis sobre él.
- “Misaki, no logras comprender el verdadero motivo del título” – leyó alguien a sus espaldas – “Tu análisis de los personajes es demasiado plano y…”
- ¡Ah! ¡Sumi-senpai! – exclamó Misaki volviéndose a ver al joven de anteojos que le sonreía.
- Misaki… Cuando dice el valle deshabitado de la luna, es una metáfora, no es que ocurra realmente en la luna, ¿sabes? – preguntó Sumi cerrando los ojos y pronunciando la sonrisa.
- ¡¡CLARO QUE LO SÉ!! – gritó Misaki molesto y le quitó su ensayo a Sumi que se reía divertido – No soy tan estúpido…
Misaki guardó el ensayo en su bolso y caminó por el pasillo tratando de no enojarse con Sumi, quien no dejaba de señalarle los errores de su análisis y de recordarle que él, por el contrario, había sacado la mejor calificación de la clase. Misaki suspiró. Después de todo Sumi-senpai se había leído cada uno de los libros de Usagi, y su padre era escritor también, por lo que tenía mucha más experiencia en el mundo de la literatura.
- Quizás si hubieses tomado el electivo con otro profesor tendrías mejor calificación – dijo Sumi tranquilamente – Pero Kamijou es el más estricto de la universidad, ¿no has escuchado que todos le dicen “el demonio Kamijou”?
- Ya me consta… - dijo Misaki recordando cómo el profesor le había arrojado el borrador a un chico que se había quedado dormido en la clase.
- Quizás si convences a Usagi-san de que cambie la historia podrías mejorar… - musitó Sumi – Un delantal rosado sin nada más abajo ayudaría mucho…
- ¡¿Qué?! – exclamó Misaki con los ojos muy abiertos.
- Nada… - Sumi se rió ante la expresión de Misaki – Bueno, tengo que ir a mi próxima clase… Adiós Misaki, nos vemos luego.
Misaki se despidió del senpai sin mucho ánimo. Ahora se preguntaba si quizás Sumi había leído las novelas “BL” de Usagi. Aquello del delantal era sinceramente… perturbador. Misaki sacudió la cabeza, no, no iba a pensar en esas cosas. Al menos no en la escuela y todavía siendo de día. Aprovecharía de ir a hablar con el profesor Kamijou para intentar cambiar la calificación y luego llegaría a casa a preparar la cena.
Mientras se dirigía a la oficina del profesor, Misaki no dejaba de pensar qué podría decirle para mejorar la situación. Bueno, tal vez era cierto que su análisis de los personajes no era una maravilla, no quería ser psicólogo ni nada por el estilo, pero al menos creía haber entendido el por qué del título de la historia. La luna se asociaba con las emociones y el valle representaba un lugar de fertilidad, símbolo de vida y de abundancia. Las verdaderas emociones, le eran un misterio al protagonista, quien era más bien frío y reservado, por eso el “deshabitado” en el título.
- La verdad es que… pensándolo así me recuerda a Usagi-san… - dijo Misaki en voz baja – Me pregunto si serán sus propias vivencias las que lo inspiraron a escribir eso…
Estaba seguro que si le preguntaba, Usagi le diría que el libro no era gran cosa y luego cambiaría el tema, o quizás simplemente lo abrazaría y terminaría arrastrándolo a su habitación como de costumbre, pero luego de haber leído el libro no le parecía poca cosa. Y las anotaciones del profesor lo dejaban más inquieto, no quería desconocer los verdaderos motivos… ¡Tenía que saberlo!
Cuando Misaki llegó a la oficina del profesor tocó la puerta y aguardó. Nadie abrió, por lo que volvió a tocar. Como nuevamente no recibió respuesta, se limitó a abrir la puerta y entrar.
- Permiso, estoy buscando al profesor Kami…
Misaki se quedó totalmente congelado. Sinceramente no podía creer lo que estaba viendo, frente a él estaba el profesor Miyagi, colega de Kamijou, y estaba a punto de ser… ¡¿Besado?! ¡Sí! ¡Besado por un chico de secundaria!
Apenas se percató de su presencia, el profesor Miyagi se separó del muchacho a toda velocidad. Se rió a grandes carcajadas y trató de convencer a Misaki de que “aquello” no era lo que parecía.
- Es que este chico está un poco enojado porque le puse mala calificación en un examen – se rió el profesor dándole una palmadita en el hombro al muchacho que lo miraba con los ojos centelleantes de ira.
Misaki alzó una ceja. Realmente no quería pensar qué examen sería aquel, porque aquella visión le recordaba la primera imagen que había tenido de Usagi. Sí, acababa de recordar como Usagi estaba abrazado a su hermano Takahiro… Lo que sí, no quería imaginar qué habría pasado de haber llegado un minuto después. Tampoco quería imaginarlo para esta situación, porque el muchacho le dirigió una mirada cargada de odio cuando pasó a su lado.
- ¡Ah, Shinobu! – exclamó el profesor - ¡Espera!
El muchacho alzó la cabeza de manera altanera y abandonó la oficina dando un gran portazo. Misaki sonrió tímidamente para sí. Aunque ese chico era más joven que él sin duda tenía una gran personalidad… Si fuera él, nunca podría hacer algo así. La forma en que le había jalado la corbata al profesor y cómo se había acercado para besarlo estaba llena de decisión…
- Yo estoy muy lejos de poder atacar a Usagi-san – pensó Misaki y al darse cuenta de aquello se jaló el cabello y ahogó un grito - ¡¡QUÉ RAYOS ESTOY PENSANDO!!
- Ah… Jajaja, esto… - Miyagi lanzó un suspiro - ¿En qué puedo ayudarte?
- Oh, lo siento… - Misaki olvidó sus pensamientos para dirigirse al profesor – Quisiera hablar con el profesor Kamijou, es que… me puso muy mala calificación, y estoy seguro de que no está tan mal…
Misaki sacó el ensayo de su bolso y al darse cuenta de que se había arrugado trató de estirarlo. Al profesor Miyagi pareció no importarle, pues lo tomó como estaba y se puso a ojearlo.
- Pero si no se desarrolla en la luna… - dijo el profesor Miyagi tratando de contener la risa.
- ¡¿Por qué rayos todos dicen lo mismo?! – sollozó Misaki agobiado – ¡No era eso lo que quería decir!
El profesor Miyagi terminó de reírse y le devolvió el ensayo diciéndole que el profesor Kamijou era difícil de contradecir, por lo que sería mejor que se acostumbrara a su mala calificación.
- Las D no son tan malas… - musitó Miyagi mientras se llevaba un cigarro a la boca y buscaba un encendedor en su bolsillo.
- ¡Son pésimas! – dijo Misaki tratando de no romper el ensayo en ese mismo instante – Por favor, tiene que haber una forma de que el profesor cambie de opinión…
Miyagi encontró el encendedor y luego de unos segundos consiguió prender el cigarro. Aspiró cerrando los ojos y luego soltó una bocanada de humo. Le sonrió con algo de tristeza y colocándole una mano en el hombro le dijo:
- Lo siento, pero… - Miyagi se puso muy serio – Deberías saber que Kamijou es un demonio con forma humana… ¿Has visto cuando frunce las cejas? Eso es una señal de que se está empezando a transformar de nuevo en demonio y si no te cuidas te puede arrojar una silla en la cabeza… - Miyagi luego sonrió – Aunque todo eso puede traducirse en falta de sexo, pero bueno…
- Escuché eso, Miyagi…
Misaki se dio vuelta para ver al profesor Kamijou que acababa de entrar. Aunque su expresión no era muy distinta de la que tenía en clases, Misaki no pudo evitar sentir un escalofrío. Si Miyagi hacía enfadar a Kamijou, su oportunidad de mejorar la calificación se perdería para siempre.

- ¡Aaah! ¡Kamijou-kun! – sonrió Miyagi - ¡Qué gusto me da verte! ¿Qué te trae por aquí, honey?
El profesor Kamijou frunció las cejas y fulminó a Miyagi con la mirada para contestarle que esa también era su oficina, a lo cual Miyagi respondió con una amplia sonrisa.
- Pues claro, ¡cómo olvidarlo!
- Y no tengo problemas de sexo – murmuró Kamijou en voz baja, aunque Misaki pudo escucharlo de todas formas – Si tienes tiempo para andar hablando estupideces supongo que ya terminaste el reporte que…
- ¡¡Ohhh!! – Miyagi corrió hacia la puerta - ¡¡La fotocopiadora se queda sin papel!! ¡Ya voy!
El profesor Miyagi desapareció de la oficina en un abrir y cerrar de ojos. Misaki tragó saliva, estaba acabado, quizás era mejor que se cambiara de universidad o algo así… O bueno, no era para tanto, pero si seguía en el electivo de literatura con Kamijou no le iría muy bien.
- ¿Qué ocurre? – le preguntó el profesor mientras dejaba su bolso sobre su escritorio - ¿Necesitabas hablar conmigo?
Misaki respiró hondo y se armó de valor. ¡No! ¡Las cosas no estaban perdidas aún! ¡Encontraría un muy buen argumento para que el profesor cambiara de opinión! Así como se había esforzado tanto para escribir su ensayo, se esforzaría ahora por salvar su calificación. Intentando parecer lo más tranquilo y serio posible, Misaki le explicó al profesor que no estaba conforme con las anotaciones que había hecho a su trabajo y que esperaba recibir mejor calificación que aquella. Sin esperar respuesta estiró la mano y le enseñó el ensayo.
El profesor Kamijou bajó la mirada hasta su ensayo y entonces se dio media vuelta al mismo tiempo que se arreglaba la bufanda que llevaba.
- Oh, no… Ahora no – musitó el profesor llevándose una mano a la cabeza – Mira, vuelve mañana… He tenido suficiente por el día de hoy. Tuve que corregir cuarenta ensayos, luego correr a la reunión de departamento, hacer clases, y como si fuera poco Miyagi no ha terminado el trabajo que tenemos que presentar… - Kamijou cerró los ojos molesto – Maldición, ¿qué creen que soy? ¿Una máquina?
- No, creen que es un demonio… - pensó Misaki – Es un poco diferente…
El profesor suspiró y se dejó caer pesadamente en su silla. Al principio Misaki pensó que sería mejor dejarlo solo, así que se despidió y se encaminó hacia la puerta, pero se detuvo cuando el profesor le preguntó cuál era su ensayo.
- Ah… Es sobre el libro de Akihiko Usami, “El valle deshabitado de la luna” – respondió Misaki sonriendo, pero su sonrisa no duró mucho.
- Lo recuerdo… - dijo el profesor de mala gana – Si me haces leerlo de nuevo podría reprobarte, así que mejor sólo vete.
Misaki no pudo creer lo que había escuchado. ¿Reprobarlo? ¡Ahora sí que se sentía ofendido! ¡Sabía que no era bueno para la literatura, pero tampoco era un fracaso! Realmente había leído el libro hasta el final, incluso había releído algunas páginas… Y lo había hecho con más gusto que cualquier otro libro, porque aquella novela había sido escrita por Usagi. Estaba seguro de que si el mismo Usagi leía el ensayo no le parecería tan malo como todos decían.
- ¡Insisto en que está equivocado! – dijo Misaki firme – Quizás no seré un genio, pero trabajé muy duro en ese ensayo y merezco mucho más que esa calificación. Además escogí la novela de Usami-san porque es muy importante para mí y… Y mi interpretación no es mala, yo diría que es bastante…
- Mira… - interrumpió el profesor y luego agudizó la vista para leer su apellido en el ensayo que aún sostenía en la mano – Takahashi, me he leído absolutamente todos los libros de Usami-san, incluso los que no ha publicado, y hasta lo he ayudado a escribir algunos, así que no me dirás a mí lo que es una buena interpretación del “Valle deshabitado de la luna”.
Misaki no pudo responder nada. Aunque hace un momento se sentía lleno de valor y fuerzas ahora era todo lo contrario. ¿A quién quería engañar? Sumi-senpai o el profesor Kamijou eran lectores empedernidos y ambos, por lo que veía, seguidores de Usagi-san. Él prefería los mangas a las novelas y tampoco tenía un gran manejo del lenguaje como ellos… Pero en realidad lo que le angustiaba no era eso. El profesor había dicho que “hasta había ayudado” a Usagi a escribir parte de sus novelas. De nuevo se topaba con alguien que parecía conocer mucho más a Usagi de lo que él hacía…
Sí, en verdad se estaba equivocando. A pesar de que se había esforzado tanto, eso no quitaba el hecho de que su redacción no fuese buena. Además el profesor estaba cansado y debía estar molestándolo.
- Lo siento… - musitó Misaki – No quería importunarlo, muchas gracias de todas formas – Misaki hizo una reverencia rápida con la cabeza – Adiós.
Sin esperar la respuesta del profesor, Misaki se apresuró en salir pronto de allí. Apenas cerró la puerta a sus espaldas y miró adelante, no pudo evitar la sorpresa y exclamó:
- ¡¿Usagi-san?! ¿¡Qué haces acá!?
continuara...

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