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EL VALLE DESHABITADO DE LA LUNA parte 3

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Mensaje  Admin Jue Dic 10, 2009 6:53 am

NOTA: Este fic no me pertenece, solo lo publike aki. No me pertenece!!! No

Capítulo 3 – Tormenta de emocionesNowaki Kusama miró atónito la escena que se desarrollaba frente a sus ojos tras el otro lado del ventanal de la cafetería: Hiroki estaba rojo hasta las orejas conversando con un hombre de cabello claro y anteojos. ¿Acaso no era Usami-san? Pues claro, era Akihiko Usami, el famoso escritor y amigo de la infancia de Hiroki.
Nowaki entró con paso firme a la cafetería. Desde un comienzo sabía que su idea de la ducha en la mañana no sería buena y que Hiroki se molestaría, pero no esperaba esto. Le había mandado mensajes al celular durante la mañana para que merendaran juntos, aprovechando que no tenía turno aquella tarde en el hospital, pero Hiroki le respondió que estaría ocupado en la escuela haciendo un trabajo con el profesor Miyagi… ¿Y ahora estaba con Usami-san? No es que estuviera celoso, pero sí se sentía muy angustiado. Si no tenía que trabajar, entonces, ¿por qué tenía tiempo para Usami-san y no para él?
Hiroki estaba sentado de espaldas a él, por lo que no podía verlo. Nowaki avanzó con calma, pero se detuvo al escuchar la discusión.
- Con los años te vuelves más huraño… - se burló Usagi – Si te enojas tanto eso quiere decir que sí están saliendo…
- ¡¡YO NO ESTOY SALIENDO CON NADIE!! – gritó Hiroki en el colmo de la exageración.
Aquellas palabras atravesaron el corazón de Nowaki dejándolo helado, pasmado, completamente atónito. Daba igual si Hiroki estaba enojado o no, pero acababa de negar su relación con tanto ímpetu que le dolió infinitamente. Lo peor es que, en medio de su confusión, Nowaki no lograba comprender si aquella reacción era producto del orgullo impenetrable de Hiroki, o si tal vez realmente quería decir lo que había dicho. ¿Tan lejos podría haber llegado su ira por aquella pregunta en la mañana? ¿Iba a romper con él?
Nowaki se acercó a la mesa donde estaban sentados el escritor y el profesor, aunque no podría saber si lo que lo movía era la decisión o simplemente la inercia. Caminó y cuando estaba a sólo unos pasos, escuchó una voz que lo distrajo por completo de su propósito.
- ¡Ahh! ¡Genial! ¡El modelo del metro!
Bastante curioso, Nowaki miró hacia un lado y vio a un muchacho de más menos un metro sesenta, cabello castaño y grandes ojos verdes, que lo contemplaban con suma admiración. Le era familiar de algún lado, si no se equivocaba, creía haberlo visto alguna vez en la florería… Aunque no estaba seguro de todas formas.
- Uhm, hola – sonrió Nowaki todavía confuso - ¿Nos conocemos?
- ¡Oh, lo siento! – exclamó el muchacho sonrojándose - ¡Pensé en voz alta!
Nowaki pensó que quizás lo había llamado modelo por su estatura, y estaba acostumbrado a que la gente lo hiciera, pero de todas formas no pudo evitar divertirse un poco con la reacción del muchacho, quien se había puesto muy rojo al darse cuenta de sus propias palabras.
- Ahh… Esto… - el chico se rió – Soy Misaki Takahashi, una vez íbamos en el mismo vagón de tren y me tropecé y me ayudaste… No creo que te acuerdes, ehm… - el chico siguió sonrojándose – No creas que soy alguien raro ni nada de eso, pero es que eres muy alto y… y… debe ser genial ser como tú.
El chico llamado Misaki bajó la cabeza una vez que su vergüenza alcanzó el límite, ya no podía sonrojarse más ni tampoco hablar, por lo que Nowaki pensó que sería mejor rescatarlo del bochorno diciendo alguna cosa.
- Jaja, bueno aunque a veces no es muy agradable, ¿sabes? – sonrió – Ya me he pegado varias veces, jajaja.
- Ah, pero aún así debes tener muchas chicas tras de ti – señaló Misaki en una mezcla de admiración y alegría.
Nowaki suspiró. Aquello era cierto, a la florería donde trabajaba siempre iban muchas colegialas sólo para conversarle y en el hospital no faltaban las que se hacían las enfermas para que las atendiera, pero en su corazón sólo existía una persona que estaba ahí mismo en la cafetería, tan sólo a unos pasos de distancia…
- Oye… ¿Aquel hombre que está ahí es el escritor Akihiko Usami? – le preguntó a Misaki señalando sólo con la mirada - ¿O me equivoco?
Esta vez no comprendió por qué Misaki se sonrojaba nuevamente, mientras asentía con rapidez.
- Sí, el mismo…
- ¿Y con quién está?
Nowaki sabía la respuesta con claridad, pero temía recibir otra distinta a la que tenía en mente.
- Oh, pues él es Hiroki Kamijou, profesor de literatura – respondió Misaki y luego añadió con voz algo lúgubre – Si alguna vez quieres estudiar, ten cuidado, porque es muy mal genio… - el tono de Misaki cambió a uno más tranquilo – Él y Usami-san son amigos desde la infancia, yo me acabo de enterar… A pesar de eso Kamijou-san no parece estar muy a gusto con Usami-san, porque sólo se ha dedicado a discutir con él…
Misaki se quedó en silencio y lo miró, y luego se apresuró a disculparse por haber hablado tanto. Las dudas sólo se incrementaban todavía más en la cabeza de Nowaki, por lo que continuó interrogando al chico acerca de cómo conocía al escritor. Misaki le respondió que él y su hermano mayor eran grandes amigos y que por cosas de la vida ahora estaba viviendo con él.
- Oye, pero si quieres conocerlo te lo puedo presentar… - exclamó Misaki – ¿Te gustan sus libros?
- Oh, en realidad no he leído ninguno… - musitó Nowaki.
- Ah, jeje… Yo tampoco he leído tantos – se rió Misaki – No soy muy bueno para la literatura, son mejor los mangas… O bueno, no es que sean mejores, es que yo no soy tan inteligente… - Misaki se quedó en silencio un momento – Hice un ensayo con mucho esfuerzo sobre un libro de Usami-san, pero al profesor Kamijou no le agradó para nada… Creo que además de amigo, es muy fanático de Usami-san…
Nowaki sintió que su corazón se apretaba por la angustia. Él bien sabía lo mucho que Hiroki amaba la literatura, después de todo había convertido su nuevo departamento en una biblioteca gigante. Cómo olvidar que tenía varias copias de las novelas de Usami-san…
Las palabras de Misaki fueron como una nueva ola en ese mar de confusiones y dolores. El muchacho, por alguna razón también se veía abatido mientras le contaba que al parecer Hiroki conocía muchísimo a Usami-san, era natural porque eran amigos de la infancia, pero de todas formas parecía que lo admiraba mucho.
- ¿Crees que a Kamijou-san le guste Usami-san?
Nowaki no pudo perdonarse por hacer una pregunta así, pero tampoco podía evitarlo. Las emociones acabarían por ahogarlo, atropellarlo, no aguantaría por mucho tiempo. La actitud de Misaki lo impresionó todavía más, porque el muchacho en vez de alarmarse porque tanto el profesor como el escritor eran hombres y una relación así sería “extraña”, se dedicó a repetir que era imposible porque Usami-san ya estaba con alguien que no era Hiroki.
El joven médico tomó a Misaki de un brazo y lo hizo ocultarse junto con él tras un sillón. El muchacho no protestó ni se levantó, pero lo interrogó con la mirada. Nowaki le hizo una seña para que mirara con cuidado y Misaki, imitándolo, levantó un poco la cabeza para dirigir la mirada a la mesa donde estaban Usagi y Hiroki.
Nowaki se dio cuenta de que algo no iba bien, no alcanzaba a escuchar del todo la discusión, pero Hiroki estaba muy rojo y no de vergüenza, sino que de rabia, pero tampoco era uno de sus enojos habituales; realmente estaba furioso. Usami en cambio tenía una expresión confundida en el rostro y trataba de pedirle que se calmara. Lo que siguió a continuación sí pudo escucharlo, porque Hiroki prácticamente lo había gritado.
- ¡Eres un idiota, Akihiko!
- ¡Espera Hiroki!
Misaki y Nowaki vieron con los ojos muy abiertos cómo Hiroki tomaba su bolso y se marchaba a toda prisa de la cafetería, con el escritor siguiéndolo.
- Ven – dijo Nowaki a Misaki tomándolo nuevamente del brazo – Sigámoslos.
En realidad Nowaki odiaba la idea de espiar a Hiroki, en el fondo de su corazón sabía que se trataba de un error, no había nada oscuro oculto en esa situación, Hiroki no lo engañaría jamás; pero sus emociones estaban tan mezcladas que la voz de su corazón se opacaba con los ruidos de alarma de la duda. Akihiko Usami siempre sería una persona importante en la vida de Hiroki, ¿pero qué tan importante?
Las preguntas se amontonaban más y más. El día que conoció a Hiroki éste lloraba a causa de Usami, ¿pero por qué exactamente? Nunca se había enterado de la historia completa, sabía que era un amor no correspondido, pero… ¿Acaso había sido un amor siempre silencioso? ¿Las lágrimas de aquel día no serían producto del rechazo? Tal vez Hiroki se le había declarado a Usami, pero éste lo rechazó…
Nowaki negó con la cabeza. El orgullo le hubiese impedido a Hiroki confesarse, pero, ¿realmente nunca había pasado algo entre los dos? El hecho de que nunca lo hubiese confesado quizás lo volvía peor, aquellos sentimientos se quedaron siempre con él, jamás se transformaron en palabras y jamás fueron pronunciados… Sabía que Hiroki lo amaba, pero no sabía si realmente había olvidado a Usami… Después de todo, en sus ojos Usami siempre sería casi un ídolo, alguien… alguien mucho más adelante que él…
Nowaki se detuvo en seco ante ese pensamiento.
- ¡Doblaron por acá! – exclamó Misaki tironeándolo del brazo - ¿Qué ocurre?
- Na-nada… - musitó Nowaki.
Ambos doblaron por la esquina y siguieron corriendo tras Usami, quien a su vez corría para alcanzar a Hiroki. Llegaron a un parque en menos de un minuto y entonces tanto Nowaki como Misaki se ocultaron automáticamente detrás de un arbusto cuando vieron que Usami jalaba a Hiroki de un brazo obligándolo a detenerse finalmente. El profesor en un vano intento por forcejear acabó por tropezar y cayó de espaldas, arrastrando al escritor con él.
- ¡Ya basta, Hiroki! – gritó Usagi enojado tomando a Hiroki de las muñecas para evitar que lo golpeara - ¡¿Qué es lo que pasa contigo?!
- ¡¡Es culpa tuya, idiota!! – respondió Hiroki aún luchando por zafarse.
- ¿Culpa mía? – preguntó Usagi sin entender nada - ¿Qué fue lo que te hice?
- ¡Traer de vuelta los malditos recuerdos del tiempo en que estaba enamorado de ti!
Ante la respuesta del profesor, Usagi palideció y sus ojos violetas se llenaron de estupefacción. Tardó un instante, pero soltó las muñecas de Hiroki, quien aprovechó la libertad que recuperaban sus manos para ocultar en ellas su rostro que se había bañado en lágrimas con las últimas palabras que había pronunciado; palabras que dejaron pasmado a Misaki, pero que para Nowaki fueron prácticamente una estocada en el corazón.
continuara...

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